domingo, 23 de febrero de 2014

SAN LUIS. PROVINCIA DE TORNADOS

Diego Espinosa

San Luis es parte de la tierra de tornados en Argentina. En esta provincia se manifiestan como tormentas violentas acompañadas de fuertes ráfagas que pueden superar los 120 km por hora.   
En el caso de la provincia de San Luis ésta se encuentra en el paso de importantes masas de aire que provienen de distintos puntos cardinales; algunas afectan a nivel general el territorio, otros se expresan mediante vientos  locales como el caso del Chorrillero, viento frío y seco, que predomina en los meses de agosto y noviembre.

La  provincia reúne condiciones especiales: el hecho de presentar una importante superficie de planicies en su sector central y meridional y localizarse en posición continental, lo que hace que este tipo de vientos violentos tenga para la ciudad de San Luis un cierta frecuencia y con fuerzas F0 y F1, generalmente (ligeros a moderados)

 Tornados


Estos se presentan en diferentes forma y tamaño pero generalmente se manifiestan como nubes en embudo cuyo extremo más angosto toca el suelo y suele estar rodeado por una nube de partículas y restos (desechos). La mayoría de los tornados cuentan con vientos que llegan a velocidades de entre 65 y 180 km/h, miden aproximadamente 75 metros de ancho y se trasladan varios km antes de desaparecer. Los más extremos pueden tener vientos con velocidades que pueden girar a 450 km/h o más, medir hasta 2 km de ancho y permanecer tocando el suelo a lo largo de más de 100 km de recorrido. Estos últimos no son comunes en el territorio sanluiseño.

La chimenea del tornado es una nube constituida por gotitas de agua mezcladas con polvo y partículas de desechos, las cuales nacen en las bases de las nubes y descienden hacia la superficie. En las proximidades del suelo el polvo y los desechos son muy abundantes, debido a la baja presión atmosférica existente que contribuye a que el aire circule hacia dentro y ascienda.  En el interior, en las paredes que forma el ojo del tornado normalmente se producen descargas eléctricas.

Los tornados, en su mayoría se producen por inestabilidad atmosférica, debido al calentamiento diurno y la gran cantidad de humedad, o por frentes fríos (línea de separación entre  dos masas de aire una fría y seca y, la otra, cálida y húmeda). Algunos de estos fenómenos duran pocos segundos, en cambio otros, más perdurables pueden establecerse por más de media hora.

jueves, 13 de febrero de 2014

EFECTOS DE LOS INCENDIOS: LAS LLAMAS SE DEVORAN SERES VIVOS Y DEJAN SU HUELLA EN EL CIELO

Moira Alessandro
        Los incendios forestales son frecuentes  especialmente después de una gran sequía, por lo que sus efectos sobre la vegetación y el suelo han sido estudiados por numerosos autores.
         El Ingeniero Agrónomo Eduardo Martínez Carretero realizó una investigación sobre las consecuencias del fuego en el sector pedemontano localizado entre el río Mendoza y el Cordón de las Lajas, a una altitud que va desde los 900 a los 1.400 m.s.m... El área está cubierta por una estepa arbustiva muy degradada por la acción directa de la población urbana, a la sazón, la ciudad de Mendoza a 750 m.s.m., ubicada a seis kilómetros, al este. 
         Los suelos son litosoles sedimentarios formados por gravas y arena con una capa calcárea a 0,35 cm. de profundidad que impide la percolación del agua.
         Este ecosistema se desarrolla sobre una peniplanicie con una pendiente general noroeste-sureste, del 8 al 10%, disectada por numerosos cañadones de hasta 50 mts de profundidad.
         Las concentradas y violentas lluvias veraniegas provocan fuertes flujos de agua y barro (aluviones), que escurren rápidamente hacia el este, inundando la capital de Mendoza. Esto se agrava aún más con las sucesivas degradaciones  de la vegetación.
         Se estudió el efecto de los incendios en el interfluvio y en las laderas de los desagües, en forma separada.
         En el primero, la cobertura vegetal del área testigo o, no quemada, era del 91,7 %. En el área quemada, a los 30 días del incendio, la cobertura era del 35 %, a los 6 meses del 40% y al año, del 75,9 %.
         Por otra parte, el suelo removido, en las áreas quemadas era de 141,498 tn/ha/año y para las no quemadas, de 92,99.
         Así mismo, en las laderas quemadas, el suelo removido era de 154 tn/ha/año, mientras que en las no quemadas, de 78.
         Luego del incendio, el suelo quedó cubierto por una capa de cenizas de espesor variable, 2,5 cm. de promedio. A los treinta días, el análisis del suelo indicó una gran pérdida de sales solubles especialmente de sodio. Esta disminución más el aporte de agua por las lluvias, favoreció tanto la germinación de semillas como el rebrote de las especies perennes.

¿QUE ENTENDEMOS POR DESASTRES?

Reflexionar sobre la fragilidad del planeta tierra y las posibilidades que tienen los seres humanos – mujeres y hombres, niños y la juventud – de organizarse para enfrentar las vicisitudes de la vida, más que una necesidad, es un deber ciudadano, pero también un derecho de cada persona de conocer las raíces de los problemas y prepararse para tomarlos en consideración, cuando los eventos ocurren.
Los desastres -entendidos como la concreción de una amenaza en una localidad vulnerable-, ocurren muchas veces, sin un aviso previo y por eso es importante que desde el nivel geográfico local (micro) hasta el nivel nacional y regional (macro), se propicien espacios organizativos orientados a la prevención de riesgos y desastres como también la atención de situaciones ocasionadas por estos.
Es importante resaltar que el riesgo a desastres está conformado por condiciones de vulnerabilidad con respecto a distintas amenazas que, de no ser modificadas (reducidas o eliminadas), terminan por ocasionar daños y pérdidas por afectar a seres humanos, a otros seres vivos y al mismo ambiente. Las amenazas suelen ser clasificadas en: naturales, socio naturales y tecnológicas.
El ser humano debe estar preparado para oponerse a las distintas manifestaciones del riesgo; la organización es una instancia necesaria para enfrentar cualquier situación, sin embargo, la mayoría de las veces, no siempre predomina una actitud de previsión. (Alpízar Marín, María Lorena, 2009).
Por lo dicho, los desastres deben mirarse desde una nueva perspectiva.
o        No son naturales ni sinónimos de peligros o amenazas.
o        Se manifiestan cuando existen condiciones de vulnerabilidad.
o        Son problemas no resueltos del desarrollo, por ello deben solucionarse desde los procesos de desarrollo.

o        Afectan los procesos de desarrollo sostenible.

 Moira Alessandro